«Elephant»
Actualmente no suelo ver mucho cine, sólo algunas películas muy elegidas o muy recomendadas por amigos fiables. Hace pocos días me insistió uno de ellos en que viese “Elephant” película de 2003, de metraje corto, de 81 minutos. Con guión y dirección de Gus Van Sant, acompañada de música de Beethoven y fotografía de Harris Savides. Obtuvo la Palma de Oro a la mejor dirección y al mejor guión en el Festival de Cannes de 2003. El argumento se basa en el asesinato masivo que tuvo lugar en la Columbine High School el 20 de abril de 1999 en Columbine, Colorado. Hubo 15 personas fallecidas y 24 heridos.
Me advirtió
que analizara la película, bajo los aspectos de las características «postdramáticas» y eso ya me puso un poco en guardia; imaginé
que sería una de esas que antes se llamaban de “arte y ensayo”. Supongo que lo de «postdramático»
se refería a que la película no se sustentaba ─como
sería lo normal─ en la historia que sucedió ni
en el drama. Efectivamente, Gus Van Sant intenta en todo momento llevar al
espectador hacia una contemplación pasiva e interesada y a provocarle un cúmulo
de sensaciones diversas.
La obra se
estructura empleando la mayor parte de su decurso mostrando la normalidad
cotidiana, haciendo que el espectador integre el paisaje que muestra en su
propia cotidianeidad, en un vano intento de llevar el conflicto ─motor y núcleo del drama─
a un segundo plano de relevancia. Aunque espectador no pierde nunca la
percepción de ese núcleo de la trama; quizás porque conoce en qué sucesos desemboca
la película.
Hay un
aspecto postdramático, que me parece percibir y está
centrado en que el autor tiene el propósito de mostrar la incapacidad de actuar
de los personajes ─víctimas─ que están
sumidos en su normalidad diaria, pero de una manera distinta al de los
personajes de Chéjov en el “Jardín de los Cerezos” según cita H. T. Lehmann en su libro sobre
el teatro postdramático, ya que los personajes de Chèjov sí conocen, y palpan, su realidad dramática.
En resumen
pienso que el director, y guionista, del film, Van Sant, rechaza la estructura
cinematográfica tradicional de coherencia, se escapa de la narrativa de
carácter realista y compuesta de elementos de
caracterización psicológica, así como también muestra su desconfianza absoluta
en el diálogo como entidad exclusiva de la comunicación cinematográfica,
situándose su trabajo claramente en el paradigma del ‘postcinema’.
Respecto al
extraño título de la obra he podido averiguar que hay diferentes
interpretaciones, parece que la más aceptada es aquella en la que se dice que
alude al modismo inglés «Whenever there is an elephant
in the room» (“Siempre
hay un elefante en la habitación”) que normalmente se emplea para señalar la
existencia de grandes problemas que se intentan ocultar o que se ignoran intencionadamente. También ─viendo
la película─ a veces he tenido la extraña
sensación que la cámara que filma va montada a lomos de un elefante que de
forma anónima ─imperceptible e inadvertida para
todos─ recorre los pasillos y los otros lugares
de la acción cinematográfica.
Un detalle
curioso: el protagonista lleva una camiseta amarilla con el toro de Osborne. No sabemos por qué lo utilizó Van Sant, pero
seguro que no fue casual.
Ignacio Pérez Blanquer
Académico de Santa
Cecilia
Magnífico análisis recogido en el post, aportando matices que a simple vista escapan del espectador "no implicado". El cine intenta retratar la vida en sus múltiples facetas, dramática, cómica, romántica, bélica, ficticia...Y esta película intenta recrear con toda la crudeza un acontecimiento dramático y terrorífico. Quizás por esto no me veo capaz de ver la cinta.
ResponderEliminarpues aparte de lo del elefante que me ha gustao muchisimo ,la verdad es que no llego a lo del postdrama ni al postcinema ...
ResponderEliminarComparto las opiniones anteriores así como el contenido del exquisito y analítico post, y me pregunto ¿cuál es la motivación que hay en este tipo de cine? ,¿la denuncia y sus postulados postdramáticos son anteriores y buscados a la realización o son posteriores y añadidos por la crítica especializada?.
ResponderEliminarEn fin, la referencia al toro de Osborne, omnipresente en toda la película a través de la camiseta del protagonista es llamativa. Aún cuando algún crítico estime que seguro que subyace una denuncia velada hacia la violencia del espectáculo taurino, yo me inclino por motivos meramente estéticos, la figura del protagonista es más rotunda, actúa como faro, como foco donde centralizar la atención, y por supuesto cabe la posibilidad que el director no sólo aprecie la fiesta taurina y todo lo que le rodea.
Creo que lo lleva con intención por la violencia del espectáculo taurino, como denuncia.
ResponderEliminarAh pues gracias por tan amplia información Amigo Ignacio, cuando la vea, creo que lo haré con "otros ojos" y buscando todos los matices que tu has detallado.
ResponderEliminarVi esta película con unos amigos hace tiempo, y a unos les pareció una obra maestra y a otros nos pareció un bodrio intragable, todavía nos acordamos.
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