ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (118)
LO SAGRADO Y LO PAGANO
La
separación de los contenidos vitales a los que se refieren estas palabras se
entiende fácilmente porque repiten ideas consolidadas por la historia; a veces
se han presentado como planos separados y contradictorios. No se confirmarían
hoy tales diagnósticos por los análisis sociológicos de las comunidades
opulentas, e incluso por los estudios teológicos que al menos a partir del
Concilio Vaticano II (Vid. Gadium et spes)
han propuesto la conveniencia de superar la denuncia de paganización de lo
religioso con la propuesta de necesidad de sacralización de lo pagano en todos
los aspectos en los que el bien se manifiesta en los elementos integrantes de
las estructuras mundanas. Ni el mundo ni
los hombres son por completo malos. La inmensa proporción de bondad que existe
en las vivencias paganas tiene que ser también sacralizadas. La dimensión
religiosa permanece en lo pagano bueno. La cuestión está en delimitar ambos
campos.
Dios es
amor: he aquí el criterio esencial para discernir.
El pasado
año murió Antonia. El párroco dijo en la homilía que era santa; iba poco a la
iglesia porque estaba ayudando a las personas que la necesitaban. Si se
organizaran grupos de jóvenes para asistir a desvalidos, ancianos, enfermos… se
produciría una gran transformación social. El tiempo de ocio es tan extenso que
hábilmente aplicado se convertiría en una fuerza creativa de la riqueza de
bien, que es el amor.
Los
creyentes en la cristificación evolutiva de la humanidad encuentran a Dios
donde hay amor.
Las
diferencias en los niveles de la evolución pueden exigir redistribuciones
permanentes. El relato indio descubría el bien en el anacoreta que rezaba con
errores en las palabras. En la isla cercana lo oía otro anacoreta y fue en su
junco a advertirle que se equivocaba en las palabras. Al volver a su isla fue
sorprendido por el reprendido que venía caminando sobre las aguas diciéndole:
“Hermano: ¿qué palabras eran las correctas en la oración?
Alfonso
Pérez Moreno
Académico
de Santa Cecilia
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