CINE. (Vientos de la Habana)
“VIENTOS DE LA HABANA”
Esta
película la vi también en San Sebastián y no ha hecho más que afirmarme en mi
opinión sobre el buen cine que se está haciendo actualmente en España. En este caso es una coproducción con Cuba,
pero para el caso, es lo mismo. Félix
Viscarret es un director joven, 41 años, de Navarra. A pesar de su juventud ya tiene en su haber
varias películas, “Dreamers”, “Canciones de invierno”, “Bajo las estrellas”,
“El canto del loco” y esta de la que ahora les hablo. Fue descubierto para el
cine por Fernando Trueba que tras ver sus cortos le propuso producirle una
película que no fue otra que “Bajo las estrellas” que ganó todos los premios habidos
y por haber del Festival de Málaga.
Jorge
Perugorría, al que todos recordamos por “Fresa y Chocolate”, interpreta el
papel de Conde, el personaje más popular de la literatura cubana contemporánea.
Además de investigar el asesinato de una profesora de Instituto, tiene una
relación con una ingeniera amante del jazz, Karina, personaje que interpreta la
colombiana Juana Acosta. Los dos
reconocer su frustración por las profesiones que desempeñan. A Conde le hubiera
gustado ser escritor y a Karina, dedicarse a la música e interpretar jazz.
Conde trata de reconstruir lo que habría sido la vida oculta
de la profesora, una vida que la unía sexualmente a muchos de sus alumnos,
muchachos de 17 y 18 años con los que celebraba reuniones en su casa en las que
no estaban ausentes ni las drogas ni el sexo.
Todo lo que hace forma parte de
su sistema de trabajo para descubrir al asesino de la profesora. Cuando a lo largo de la investigación visita
el Instituto, descubre lo diferente que es todo lo que encuentra al escenario
de sus antiguos recuerdos de estudiante. Todo ha cambiado demasiado, como ha cambiado la propia
ciudad de La Habana.
Enamoradizo y nostálgico, desencantado de ver lo que le
rodea, defensor a ultranza de la amistad, bebedor incansable de ron, vive las
noches calurosas de la Habana, recorriendo sus oscuros callejones, escuchando a
las viejas bandas de música que en tugurios inmundos continúan tocando boleros,
como siempre.
La película aunque tiene una trama interesante
y está bien contada y mantiene el interés, tiene una parte documental que a mi
es lo que mas me interesó. La cara oculta, voluptuosa y sexual, de la ciudad
caribeña, como la Habana que también nos
presentaba Benito Zambrano en su “Habana Blues”, sin eludir ninguno de los
problemas de la ciudad, el exilio, la pobreza, la censura,
la explotación desde su situación superior de los países amigos como España, el
odio de los cubanos situados frente a la Isla, en Miami, la suciedad, el
deterioro, la “cutrez”, el recorrido nocturno por la Habana, oscura y
silenciosa, con unas impresionantes vistas cenitales, pero frente a todo esto,
la dignidad de un pueblo vivo, ilusionado y luchador. Las noches calurosas de verano en las
azoteas, la amistad y la música. La
Habana que vemos está destrozada, es pobre y sucia pero se adivina viva,
ilusionada y llena de esperanza. Frente
a la pobreza, la verdad, frente a la impotencia, la honradez. En una de las
escenas aparece de fondo un mural en el que se ve a Fidel Castro y una leyenda
que dice: “Revolución es no mentir jamás”.
Jesús
Almendros Fernández
Crítico de
cine, socio colaborador de la Academia
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