ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (310)
Publica
un diario de difusión nacional que una empresa española trabaja en el
desarrollo de terapias para el tratamiento de enfermedades neurológicas y
neurodegenerativas. La metodología es muy novedosa y está basada en la interrelación
entre dos disciplinas: la electro-estimulación cerebral y el machine learning. También vemos estos
días que desde algunos estamentos se está difundiendo la idea de que los robots
deben pagar impuestos. Es como si este artefacto fuese un invento tóxico, que
viene a suplantar a miles de trabajadores. Nuestros políticos, tanto aquí como
en Bruselas, en vez de preocuparse de cómo solucionar la pérdida de empleos, se
agitan por algo fundamental para ellos: la disminución de los ingresos en las arcas
públicas. Su pensamiento se circunscribe al hecho de que, si una persona deja
de trabajar y es sustituida por un humanoide, se pierden los impuestos que paga
y también su cotización a la seguridad social; que no es más que otro impuesto.
Estas
noticias, y muchas más de corte parecido, vuelven a poner sobre el tapete el
planteamiento de cuestiones ─nos parece que poco debatidas─ sobre la
interacción entre la sociedad actual y tecnología, así como de las fuerzas que
controlan dicha interacción.
La
aplicación del conocimiento científico a través de la tecnología es fundamental
para el avance de la civilización y para el bienestar de sus miembros, pero al
mismo tiempo surgen dudas sobre la necesaria y continua intromisión (no sé si
intromisión es la palabra correcta) en la naturaleza (o de lo entendido como
"natural") por la tecnología y la ciencia. ¿Asegurará este camino la
supervivencia a largo plazo y el bienestar de la especie humana? ¿Está
controlado el uso de las tecnologías en la sociedad?, ¿debería estarlo en el
futuro?
Toda la
sociedad moderna está vinculada a la “tecnología” de una u otra manera, aunque,
por regla general, el individuo solo es consciente, en parte, de la correlación
que existe entre la sociedad y la tecnología. No obstante, es cierto que la
gente experimenta la mayor parte de los aspectos de esta conexión, pero no
necesariamente es consciente de ella.
Hasta
hace poco más de cien años una gran parte de la humanidad se desarrollaba en un
medio ambiente repleto de contenidos naturales, sin embargo, en esta época es
muy difícil encontrarse en un ámbito “natural” que no haya sido transformado por
la tecnología. Vivimos en un mundo que sólo parcialmente ha sido hecho por el
hombre, y este medio ambiente forzosamente tiene que afectar a toda nuestra
forma de pensar. Todo el sistema social y económico, cultural y político, está
impregnado de tecnología. Es obvio también que los valores sociales derivan en
cierta medida de nuestra dependencia ─y preocupación─ por la ciencia y la
tecnología. Y no es solo un asunto de hardware
o de sistemas físicos; también es asunto de ‘racionalidad técnica’ como forma
de pensamiento.
Ignacio Pérez Blanquer
Académico de Santa Cecilia
Y es verdad, pero yo creo que el progreso es así y siempre lo ha sido, lo que ocurre que ahora va a unas velocidades que nos asusta y nos hace sentirnos perdidos.
ResponderEliminarYa lo he leído, y disfrutado, nos "empujas" a encarar una realidad que nos invade, más allá de nuestra capacidad para entenderla... Gracias!!
ResponderEliminarEsto se disparará un día y pondremos cara de sorpresa cuando ya no haya remedio; da miedo.
ResponderEliminarEl implante de chips en humanos, lo último para controlar a los empleados