'Blog' de la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia de El Puerto de Santa María.
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Joaquín Turina. Compositor y musicólogo representante del nacionalismo e impresionismo español en la primera mitad del siglo XX.
La Academia de Bellas Artes Santa Cecilia, en su empeño e interés de dar a conocer a los personajes cuyo valor, esfuerzo y talento debemos reconocer. Hoy le dedica esta entrada al: Compositor y musicólogo representante del nacionalismo e impresionismo español en la primera mitad del siglo XX.
Nació en Sevilla el 9 de diciembre de 1882. Su padre, Joaquín Turina y Areal, era un pintor costumbrista, y su madre, Concepción Pérez, era hermana de la Divina Pastora de Cantillana y cantaba en el coro de mujeres de su hermandad.
Desde pequeño fue conocido como un niño prodigio. Con tan solo cuatro años improvisaba virtuosamente en el acordeón que le había regalado una de sus criadas. Tuvo la oportunidad de recibir sus primeras clases de música en el Colegio del Santo Ángel y era el encargado de acompañar al coro de niñas.
En el colegio de San Ramón cursó el bachillerato y empezó los estudios de piano con Enrique Rodríguez. Evaristo García Torres, maestro de capilla de la Catedral de Sevilla, fue quien le enseñó gran parte de los conocimientos de armonía y contrapunto que el compositor puso en práctica en sus obras artísticas.
Turina guardaba muy buen recuerdo de su mentor Evaristo García. Con estas palabras mostraba su afecto a su profesor: «Tenía un talento superior al de Eslava». O también:
«Permitidme un recuerdo a la, para mí, queridísima memoria de D. Evaristo, mi primer maestro, cuyas obras, algo italianas, pero de ingenuidad y pureza admirable, conservo copiadas por mi mano como apreciable tesoro del más venerable de los sacerdotes y de los músicos».
Después de revelarse como pianista en la capital andaluza, a los veinte años se trasladó a Madrid con la maleta llena de partituras juveniles, entre ellas una ópera - La sulamita - que soñaba con estrenar en uno de los teatros de la capital. En Madrid pasó tres años en íntimo contacto con Manuel de Falla, con quien, además de las clases de piano en el Conservatorio con el maestro Tragó, comparte proyectos e ilusiones.
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Nikita Volov - Joaquín Turina: Danzas Gitanas op. 84 pour piano
En otoño de 1905, siguiendo el ejemplo de su amigo, marcha a París y convive con él en el mismo hotel, pero su orientación musical no es la misma que la del compositor gaditano, pues decide ingresar en la Schola Cantorum para estudiar piano con Moszkowski y composición con D’Indy. Pero por consejo de Falla y, sobre todo, de Albéniz, abandona la línea impuesta por la Schola para dedicarse a escribir música netamente española que le abriría las puertas del éxito.
En 1912 compuso una de sus obras capitales: La procesión del Rocío, poema sinfónico estrenado en Madrid con gran éxito en marzo de 1913. Al año siguiente fija definitivamente su residencia en Madrid, desarrollando una intensa actividad musical en todas las áreas: composición, dirección de orquesta en varios ballets de Diaghiliev, interpretación como pianista solista, acompañante o de cámara; catedrático de composición en el Conservatorio, crítico musical y director de la Comisaría de la Música.
La procesión del Rocío, con ese gran protagonismo de los instrumentos de Viento (metales y maderas) y ese guiño al Himno de España, que no puede ser mas nacionalista.
En 1926 fue Hijo Predilecto de la ciudad de Sevilla. Ese mismo año obtuvo el Premio Nacional de Música. En 1935 fue nombrado académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y, en 1941, comisario de la Música. Los homenajes, reconocimientos y viajes se sucedieron sin cesar. Publicó en 1917 la Enciclopedia abreviada de la Música y en 1946 el Tratado de composición, además fue autor de numerosos artículos, críticas y conferencias. La última obra de su catálogo es la pieza pianística titulada Desde mi terraza que lleva el número de opus 104 y está fechada en 1947.
Desde Mi Terraza, Op. 104 (1947) - II. Armonias De La Ciudad · Joaquin Turina · Antonio Soria
Turina nunca dejó de ser fiel a esa corriente artística, con absoluto dominio de la técnica asociada con un marcado lirismo y un gracioso pintoresquismo impresionista. Los ritmos empleados en sus composiciones provienen, en su mayor parte, de la tradición andaluza, flamenca o gitana. En ocasiones, también es posible encontrar referencias de diversa música tradicional del resto de España como el pasodoble, el zorcico, propio del País Vasco, o la jota, propia de los territorios que integraron la antigua corona de Aragón.
Exaltación es la primera de las tres Danzas fantásticas (1919) Op. 22 de
Joaquín Turina. Está basada en una jota aragonesa. Como en las demás danzas, el
compositor extrajo una frase del libro la Orgía de José Mas. La de Exaltación
dice: «Parecía como si las figuras de aquel cuadro incomparable se movieran
dentro del cáliz de una flor»
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Danzas fantásticas I: Exaltación - Turina (Alicia de Larrocha)
En recuerdo de una noche mágica de julio de 1993 en el Monte do Gozo. La letra de la conocidísima balada gallega "Unha noite na eira do trigo" es el poema "Cantiga", que Manuel Curros Enríquez escribiera en 1869, siendo estudiante en Madrid con sólo 17 años, y el primero que escribía en su lengua natal. Fue publicado en el libro "Aires da miña terra", en 1880. La melodía es del maestro José Castro González "Chané" , otro emigrado en Cuba, que mantuvo una fuerte amistad con Curros, ha quedado para la historia. El tema de esta canción es la tristeza, y finalmente la tragedia, causada por la separación de la pareja cuando el 'ingrato galán' emigra a América, situación que tantas veces se repitió en Galicia a lo largo de los s. XIX y XX. Homenaje a una de las mejores voces de Galicia, Pucho Boedo y Los Tamara, embajadores de la lengua Gallega por el mundo...
Siempre interesante.
ResponderEliminar¡Muchas gracias por aportar tanto entusiasmo a enriquecer el blog!
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