Cerro Masatrigo. La rotonda más grande de Europa está en Extremadura
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Cerro Masatrigo, se llama así porque parece un montón de trigo, el mismo que los labriegos de la comarca amontonaban en los erales tras las duras jornadas de trilla de sol a sol, también conocida como la Montaña Mágica.
Como si de una pirámide milenaria se tratara, levantada en unas coordenadas asombrosas que conecta su cima con el cielo, desde arriba parece que vas a tocar las nubes y abrazar la inmensidad del paisaje. El aire allí huele y sabe más puro; el sol brilla más intenso y la brisa acaricia la piel. El Cerro Masatrigo es el monumento natural modelado a capricho de la erosión del tiempo que mejor representa a la comarca de La Siberia Extremeña, una atalaya con vistas al pantano de La Serena que serpentea entre suaves lomas pintadas de verde y cenefas amarillas en primavera y deja ver antiguos puentes otrora cubiertos por las aguas. Para llegar a su cima hay dos rutas a pie: una circular que va bordeando la montaña y otra casi en una línea recta empinada, marcadas con hitos y flechas indicativas. famosa también por las rutas para senderismo que ofrece.
El promontorio ocupa casi 83 hectáreas, «Es una elevación que representa un cono casi perfecto, convertido en península por las aguas embalsadas del río Zújar», define el texto elaborado por la Consejería de Transición Ecológica y Sostenibilidad. Su altitud alcanza los 528 metros sobre el nivel del mar, y a cota de máximo llenado del embalse de La Serena, emerge 176 metros sobre la lámina de agua.
Esta colosal infraestructura está situada en la localidad de Esparragosa de Lares, Badajoz, y mide la friolera de 1,3 km, 3 kilómetros de ancho, 400 metros de altitud y 161 metros sobre el terreno circundante. Aunque no está señalizada como una glorieta, al no ser una intersección, este círculo casi perfecto rodea con una carretera al Cerro,
Tras la construcción de la presa de La Serena, el mayor embalse de España, se convirtió en una península en medio del agua y ahora esta carretera de una sola dirección y carril único perdida en ninguna parte sirve de conexión entre las localidades de Esparragosa de Lares y Cabeza del Buey gracias a dos puentes que dan acceso al cerro.
El enclave está considerado el sexto Monumento Natural de Extremadura por la abundante naturaleza que posee y por un paisaje único de color verdoso y anaranjado, propio de las dehesas extremeñas, con multitud de encinas y alcornoques. Forma parte también de la Red Natura 2000, siendo Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y un icono histórico al haber albergado, según algunos historiadores, una fortaleza árabe en la cercana Sierra de Lares.
Durante el ascenso, por un sendero estrecho, se camina entre mantos frondosos de florecillas silvestres y amapolas, orquídeas escondidas en recovecos a la sombra y flores de jara que ya empiezan a impregnar con su característico aroma los campos extremeños; acompañadas por el silencioso vuelo de mariposas, zumbidos de abejorros, silbidos de pájaros escondidos en copas de chaparros y matorrales y vigiladas por un águila lagunera que nos rondó todo el rato desde las alturas en un vuelo majestuoso e hipnótico.
Si te detienes a comer a la sombra de un eucalipto al ras del pantano, las aguas parecen un mar de plata con la reverberación solar, siguiendo el trazado del embalse hasta un pequeño montículo donde se ha instalado un observatorio astronómico que permite contemplar los cielos despejados de La Siberia y han colocado un banco estratégicamente situado que invita a pasarse horas mirando al infinito y a la que es, sin duda, la rotonda más singular de España y más grande de Europa, según dicen los expertos.
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Gonzalo Díaz-Arbolí
Académico de Santa Cecilia
Fuente: María Antonia López Nieto y
Albert Sanchís, Periodistas.
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