Hernán Cortés, académico de Santa Cecilia: lo inmortal en una horizontal y una vertical


Diputación presenta "La Luz de Cádiz", un documental sobre el prestigioso retratista gaditano

                              Cartel anunciador del documental "La luz de Cádiz"

Mi madre me dijo al ver mis primeros cuadros que debería dedicarme al retrato y yo le pregunté que por qué. Ella me contestó: porque la vanidad del ser humano es infinita”.

Gracias a ese consejo alumbró el más fabuloso retratista de nuestro tiempo. Por sus pinceles han desfilado las más relevantes personalidades (casi todos los presidentes de la democracia: Suárez, Calvo Sotelo, González, Aznar, Zapatero, Rajoy...) buscando, quizá, saciar esa inevitable vanidad y una pequeña porción de inmortalidad. De ese modo, el artista dio fe de la historia, de nuestra historia porque “todo retrato tiene algo de vampírico”. El pintor levanta acta de un ser humano. Ese es su trabajo.

Conversar con Hernán Cortés (Cádiz, 1953) es una lección permentente sobre la belleza y las formas explicada con una sencillez que convierte desde el primer momento al más zoquete (yo, por ejemplo) en un rendido amante de la pintura. Trasladar esa sabiduría a una obra cinematográfica es lo que ha hecho el Servicio de Vídeo de Diputación en un documental, La luz de Cádiz, que se estrena el martes y que ha sido dirigido por Fernando Santiago y documentado y montado por el también pintor -y no cualquier pintor- Pepe Baena. El resultado es un delicioso paseo por las causas que hacen que el arte nos estremezca.

Fernando Santiago explica que propusieron a Cortés el documental porque “sin ningun lugar a dudas, es el mejor retratista de España y también el mejor pintor contemporáneo que ha dado Cádiz, aparte de buen amigo. Es un personaje excepcional, un sabio. Ha realizado cientos de retratos de gente importantísima y su prestigio es enorme. A veces no nos damos cuenta del talento que ha salido de Cádiz y sospecho que todo el prestigio que tiene en Madrid no es del todo valorado en su tierra. Ese es el motivo de este trabajo”.

El título del documental, que fue el que utilizó también el escritor jerezano Caballero Bonald para su ensayo sobre la obra de Hernán Cortés, no es casual. La luz de Cádiz va a marcar su obra desde que, como él dice, empezó pintando en las paredes de los pasillos de su casa gaditana donde su padre, médico, quería que él siguiera su carrera. Pero no pudo ser. Hernán estaba embrujado por “el azul lechoso, la luz y la sombra indefinible en el horizonte, su atmósfera vaporosa”. Su ingente obra, inabarcable, se alimenta de ese impacto infantil. Como dicen los críticos que valoran su obra en La luz de Cádiz, “lo que no pinta, los espacios no pintados, vibran, como en Velázquez”. Eso lo supo ver el poeta Dámaso Alonso, también retratado por él y amigo de la familia, cuando le dijo a su padre: “Un buen pintor siempre es más útil que un médico mediocre”.

En la carrera de Bellas Artes Hernán Cortés se convirtió en un estudioso de los clásicos. El documental nos regala un impagable recorrido por el Museo del Prado, a cuyo patronato pertenece. El pintor gaditano ilustra algunas de sus obras favoritas y, de este modo, nos cuenta la influencia que en él tuvo el retrato de María de Medici, de Pourbus, por la relación de la figura con el fondo, el distanciamiento pictórico de su artista favorito, Velázquez, y la gama de color de Goya. Entonces Hernán hipnotizará mirando frente a frente una obra increíble, la del perro enterrado en el barro. Sólo hay una cabeza de perro y miles de millones de matices de marrones. Es un cuadro angustioso, siempre me lo ha parecido, pero hasta que Hernán no lo explica no entendemos el por qué.

La técnica de Hernán es compleja, muy compleja, pero gracias a sus exégetas vamos a saber que su fundamento es básico tiene que ver con el absoluto dominio de algo que pudiera parecer primario: una línea horizontal y otra vertical. Sobre eso se construye la magia de su obra. Su único enemigo es el tiempo: “El problema del joven pintor es el exceso de pasión; el problema del viejo pintor es perder la ilusión. Mientras la ilusión esté viva, el arte se mantiene vivo”.

Documental producido por el Servicio de Producciones Audiovisuales de la Diputación de Cádiz y que recoge a través de anécdotas personales y reflexiones sobre el oficio de pintar la trayectoria de Hernán Cortés. El propio autor revela su proceso creativo, su conexión con la bahía gaditana, su evolución técnica del óleo al acrílico, y su admiración por maestros como Velázquez, Goya o Sorolla.


Fuente: Diario de Cádiz, 24 mayo 2024. Pedro Ingelmo
Youtube

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

UNHA NOITE NA EIRA DO TRIGO