SABIDURÍA DE SANCHO PANZA A TRAVÉS DE REFRANES (10)
PAREMIA 10: “A cada puerco le llegará su San Martín” (Sancho, II, 62: 1251)
El tiempo, tarde o temprano, hace justicia
LECCIONES DEL QUIJOTE PARA VIVIR CADA DÍA
Hay refranes que, aunque parecen ásperos al oído, guardan en su interior una verdad antigua y poderosa. Aunque pueda parecer cruel, habla de algo que todos, en algún momento, hemos experimentado o intuido: que la vida tiene un modo particular de poner todo en su sitio. Que las acciones —buenas o malas— siempre terminan dando frutos. Y que, aunque la justicia tarde siempre llega.
Esta sabiduría popular no está tan lejos de las grandes obras literarias de Cervantes. No solo encontramos aventuras, humor y crítica social, sino también lecciones profundas sobre el tiempo, la justicia, la dignidad y el valor de actuar bien incluso cuando nadie parece verlo. Don Quijote es una guía, muchas veces irónica y siempre humana, sobre cómo vivir con conciencia cada día.
A lo largo de nuestras vidas vemos con frecuencia cómo algunas personas, que obran con soberbia o injusticia, parecen salir siempre airosas. Es tentador pensar que el mundo carece de equidad. Sin embargo, el paso del tiempo revela otras verdades.
El refrán tiene su origen en la tradición española de sacrificar y consumir cerdos en la festividad de San Martín, que se celebra el 11 de noviembre y que surgió en el Principado de Asturias Se convierte en una metáfora perfecta: todo llega cuando debe, ni antes ni después, Suele utilizarse para advertir que nadie está exento de enfrentar las consecuencias de sus actos, ya sean buenos o malos.
Esa justicia serena y sin estridencias también la vemos en la Segunda Parte del Quijote. Nos enseña que la vida da vueltas: los poderosos caen, los humildes, a veces, ascienden, las injusticias encuentran cauce, y la esperanza no siempre es un sueño ingenuo, sino una forma práctica de resistencia. No hace falta buscar ejemplos heroicos o dramáticos para entender estas lecciones.
Hace poco, en mi propio entorno laboral, fui testigo de algo revelador. Un compañero de trabajo —conocido por aprovecharse de los demás, evadir responsabilidades y atribuirse logros ajenos— fue finalmente criticado por un superior en una reunión importante. No hubo insultos ni escándalo. Solo una observación clara, directa y justa. Nadie lo defendió, pero tampoco hubo celebración. Fue simplemente el desenlace natural de años de conducta. Como si el tiempo hubiera ido tejiendo, poco a poco, esa escena.
Al salir de la reunión, pensé en cómo el hidalgo manchego defendía la verdad incluso cuando era risible. Esa justicia cotidiana —la que se revela sin necesidad de castigos ruidosos— es la que realmente transforma el alma.
LA HISTORIA QUE FUE
Esta idea no es solo teórica ni literaria. Hay hechos reales que la encarnan con fuerza. En un pequeño pueblo cercano a Almagro, vivía hace unos años un terrateniente que trataba con desprecio a sus trabajadores. Era altivo, poco empático y, muchas veces, injusto en el pago de los jornales. Se creía por encima del resto, sostenido por sus tierras y su posición. Pero los años, como la vida misma, no siempre favorecen a quien se cree invencible.
Una mala racha, una cosecha fallida y algunas decisiones equivocadas lo dejaron en bancarrota. Pasó de ser temido a ser ignorado, y luego olvidado.
Lo que ocurrió después no fue una venganza ni una caída celebrada. Fue algo más poderoso: las gentes que antes habían sido despreciadas se organizaron para ayudarlo. Le llevaron alimentos, ropa, e incluso lo acompañaron en sus días más oscuros. No hubo reproches. Solo un gesto de humanidad. Una mujer mayor, mientras dejaba una cesta con pan en su puerta, murmuró: “A cada cerdo le llega su San Martín…” No con odio, sino con una profunda comprensión de cómo funciona la vida.
Uno de los grandes legados de don Quijote es su capacidad para actuar desde la convicción, incluso cuando el mundo se burla de sus ideales. Vivir cada día con la conciencia tranquila, tratar a los demás con respeto, asumir nuestras responsabilidades y confiar en que el tiempo revelará lo que deba revelarse… es, quizá, la forma más noble y realista de vivir.
Vivir cada día a la manera de don Quijote no es luchar contra molinos, sino creer, con firmeza, que vale la pena ser justo, honesto y compasivo, aun cuando el mundo diga lo contrario. Porque a la larga, como en la mejor literatura y en la vida real, lo que siembras es lo que cosechas. Siempre.
Hay momentos en los que mirar hacia adentro es más valioso que seguir avanzando sin rumbo.
N. La ilustración se ha recogido del estudio: AZULEJOS DEL QUIJOTE EN EL PARQUE CERVANTES ALCÁZAR DE SAN JUAN, 2016. CUARTO CENTENARIO DE LA MUERTE DE MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA.
Autor: Constantino López Sánchez-Tinajero, Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan.
ANTONIO LEAL JIMÉNEZ
Académico de Santa Cecilia
29/JUN/25
Artículo publicado en el Semanal de la Mancha
el 29 de junio de 2025
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