El ajedrez dentro del ajedrez
«Ya se había hundido el sol, pero un esplendor final exaltaba la viva y silenciosa llanura, antes de que la borrara la noche.» J. L. Borges, “El Sur” El balneario tenía la fachada color marfil de ínfulas neoclásicas. La planta era muy grande y de forma rectangular, tenía dos pisos hasta la mitad y después solo el bajo. Unos pocos escalones le daban cierta magnificencia a la entrada. La edificación estaba rodeada de pinos. Solo entré allí el día de mi llegada a los trámites de recepción, en el mostrador a la izquierda. Al otro lado estaba el comedor. El techo era bastante alto y colgaban de él tres lámparas en línea ─de esas de “araña”─ que iluminaban de modo insuficiente. Había ocho mesas preparadas para cuatro comensales cada una, estaban ocupadas únicamente dos y la nuestra era la tercera. Elegimos la más cercana a una ventana; me asomé a ella antes de tomar asiento; vi que debajo había algunos trastos amontonados. A los...