TRAJANO, UN GENIO MONUMENTAL
El Arco de Trajano en Benevento, Italia. Bajo el sol ardiente de la Bética nació un niño destinado a cambiar el mundo. Nadie en aquella tierra fértil del sur imaginaba que aquel hispano, de mirada clara y carácter práctico, llegaría a gobernar Roma y extender sus dominios hasta límites jamás soñados. Su nombre era Marco Ulpio Trajano, y el destino pareció esperar a que él apareciera para mostrar de qué era capaz la grandeza humana. Trajano creció entre hombres que valoraban la disciplina y la palabra dada. De ellos aprendió que el poder solo tenía sentido si estaba al servicio de la justicia y del bienestar común. Quizá por eso, aun cuando su figura quedaría ligada para siempre a conquistas espectaculares, fueron sus obras civiles, y no sus victorias militares, las que sellaron su lugar en la historia. Cuando Roma lo proclamó emperador, el Imperio ya era vasto; pero bajo su mando alcanzó su máxima expansión. Sus legiones atravesaron bosques, montañas y desiertos, empujando la...